Dentro del sector cálido el techo de las nubes, por lo general, está siempre muy bajo y se encuentra cubierto por una capa casi continua de estratocúmulos que a veces van acompañados de nieblas. Las precipitaciones son débiles (habitualmente lloviznas) y la presión barométrica y el viento se mantienen más o menos constantes hasta la llegada del frente frio.
Al paso de la masa de aire cálido, la lluvia tiende a interrumpirse y es sustituída por lloviznas. El techo de las nubes, muy compacto, puede elevarse un poco y las nubes predominantes suelen ser los extratocúmulos asociados a la turbulencia que provoca el rozamiento del aire al nivel del mar. Si nos situamos ligeramente al sur de esta masa de aire, en la zona que une ésta perturbación con la siguiente y que se denomina zona de unión, observamos que la visibilidad es mala, y el cielo está cubierto por numerosos estratos, al menos durante el invierno..
Cuando se acerca el frente frio es muy común que el cielo vuelva a oscurecerse de nuevo. Es en éste momento cuando nos encontramos con el cuerpo de la borrasca.
El frente frio está formado en sí mismo por una especie de barrera bastante sospechosa. El aire frio posterior expele con violencia a la parte posterior de la masa de aire cálido. Al ser lanzado bruscamente hacia las alturas se vuelve inestable y da como resultado la aparición de nubes del tipo cúmulos: Cúmulos congestus o Cumulonimbos, a cuyo paso se registran chubascos intensos, fuertes aguaceros o incluso tormentas. A la llegada del frente frio se puede comprobar cómo el viento rola ligeramente hacia el SW por breves minutos, pasando de nuevo al NW racheado. Entre chubasco y chubasco se despeja e incluso sale el sol , pero hace más frio.
Los grandes cúmulos, como los congestus, son las nubes predominantes al paso del frente frio. |
La estela
El cielo de estela es sin duda uno de los más bellos. Hace frio y desde el momento de su aparición el termómetro acusa un notable descenso, mientras que el barómetro comienza a subir. Este aire frio que en contacto con el océano es calentado por su base, se vuelve muy inestable. Por eso mismo el cielo se puebla de grandes nubes del tipo cúmulos; a veces aparece una de las nubes más bellas de cuantas podamos observar (y también la más peligrosa): el Cumulonimbo.
La estela de una perturbación puede llegar a ser muy grande y puede extenderse a lo largo de miles de kilómetros mientras que su paso puede durar unas veinticuatro horas, o incluso más tiempo. Con frecuencia podemos ver aparecer en el cielo los cirros que presagian a la borrasca siguiente. Cuando no hay una perturbación próxima, el tiempo se va suavizando poco a poco y el viento vuelve a soplar del Norte, desapareciendo las nubes gruesas. Pronto ya no quedará en el cielo más que algunos cúmulos de poco desarrollo (los cúmulos humilis); en verano, éstas nubes pueden agruparse en forma de "filas" más o menos ordenadas, que es lo que se denomina como calles de cúmulos.
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