En éste recién estrenado blog trataré de explicar algunos de los entresijos de ésta apasionante ciencia conocida como Meteorología. Algunas veces serán curiosidades sobre ella; otras algunos aspectos algo más avanzados, pero siempre utilizando un lenguaje claro y sencillo.
En el mes de agosto de 1983, una fuerte tormenta nocturna descargó su contenido de rayos, truenos y lluvia sobre Ojáiz. Uno de aquellos rayos impactó directamente sobre un transformador de corriente (de los de entonces, construído a base de ladrillos) cercano a mi domicilio, apenas a cincuenta metros en línea recta. La potencia de aquella descarga y a la hora en la que ocurrió (de madrugada) acrecentarón aún más lo dramático de la situación jamás vivida por mí hasta entonces. El chasquido impresionante que siguió inmediatamente a la descarga eléctrica fué terrible, difícil de poder ser comparado con algo conocido.
Muy lejos estaba yo entonces de sospechar siquiera que aquel suceso sería el comienzo de una afición que para nada intuía en mi vida.
Intrigado y a la vez impresionado por aquél acontecimiento, me puse en contacto con el Centro Meteorológico de Santander. Al cabo de un tiempo recibí una carta en la que me explicaban el método para hallar la distancia a la que una tormenta está descargando. Junto a la carta (de la que áun recuerdo ésta frase: "mi enhorabuena por el medio que tienes de satisfacer tu curiosidad"), recibí también un Calendario Meteoro-Fenológico. En él encontré muchos datos sobre tormentas, sobre el tiempo...y descubrí que había personas que, voluntariamente, se ofrecían a recoger diversos datos meteorológicos.
Al principio nu cundió demasiado la idea de formar parte de ésa red de colaboradores y, sin embargo, la casualidad hizo que cayera en mis manos un libro que llevaba por título "Iniciación a la meteorología", cuyo autor era el hoy recordado Mariano Medina Isabel. Con aquel libro aprendí lo que eran las isobaras (que él dibujaba con una tiza sobre un mapa, en televisión), cómo se desplaza el aire en el interior de los anticiclones y en las borrascas, por qué se origina una tormenta y cómo es por dentro un cumulonimbo...entre otras muchas cosas.
Un buen día decidí acercarme al Centro Meteorológico; era a mediados de diciembre de 1983. Allí me recibieron su director, Don Francisco Iglesias Varela y Doña Carmen Gozalo de Andrés. Me explicaron la labor de los colaboradores y me concedieron la instalación de un pluviómetro; me facilitaron también las fichas pluviométricas y el cuaderno oficial. Mi estación se llamaría desde entonces "Santander-Ojáiz".
Así pues, el dia 1 de enero de 1984 se iniciaba la andadura de la estación, que no era sino la continuación, tras un largo periodo sin datos, de las observaciones iniciadas por Don Evaristo Arroyo. El día 3 de enero de ése año anoté mi primera medida de la lluvia: 12,3 litros; desde entonces y hasta la fecha no falta ni un sólo registro en los archivos de la estación.
Lo que comenzó por pura afición se fue convirtiendo con el tiempo en verdadera pasión por la meteorología. Quería saber y conocer más cosas sobre ella, así que no dudé ni un momento en ir comprando y leyendo libros que hablaban sobre el tema y que fueron ampliando mis escasos conocimientos. Lo que no entendía se lo preguntaba a los funcionarios del Centro Meteorológico y ellos, amablemente, me resolvían mis pequeñas dudas. Dadas mis frecuentes visitas, casi siempre coincidentes con la entrega de los datos mensuales, la relación entre ellos y yo fue estrechándose cada vez mas. Me gustaba (y me sigue siendo muy grato) que se acercasen los primeros días de cada mes para acudir al Centro a entregar las observaciones y a charlar un rato.
La estación, en opinión de los responsables del Centro, funcionaba bien; a mí me gustaba cada vez más lo que estaba haciendo. Por eso, al año siguiente de su puesta en funcionamiento me comentaron la posibilidad de instalar una garita, el termómetro de extremas y el evaporímetro. Con el famoso Six-Bellami (que aún conservo), la estación se convertía en termopluviométrica.
Con el paso del tiempo han sido muchas las satisfacciones que me ha aportado pertenecer a la red de colaboradores: Mi primer diploma en el año 1986, el haber podido asistir al I Seminario nacional de Fenología, en Madrid; el segundo diploma en 1991 y otro más en el 2001...una charla con motivo del Día Meteorológico Mundial (también ése año de 2001), pero sobre todo el buen trato y la amabilidad de todos los funcionarios del Centro, con los que me une, no ya una relación a nivel de colaborador, sino una buena amistad.
Pero sin duda el hecho más destacable de todos fue el hacer realidad un sueño que albergaba desde hacía mucho tiempo: El de trabajar como Observador. La oportunidad se me presentó al convocarse un concurso de méritos para ingresar como funcionario interino. Al final, mi destino no podía haber sido mejor: El Observatorio Meteorológico de Igueldo, en San Sebastián, cuya fama por la extensión de sus series climatológicas y la calidad de sus datos está más que contrastada a nivel nacional. El Igueldo trabajar y disfrutar de la meteorología siempre estuvieron unidas, siempre fué una misma cosa. Todos los compañeros del Observatorio asi como los del Centro Meteorológico Territorial en el País Vasco, hicieron que me sintiese a gusto allí. Aprendí de sus experiencias, sus conocimientos, sus métodos de trabajo, la solución a los problemas que podían presentarse... En San Sebastián dejé muy buenos y grandes amigos.
Después los destinos variaron y presté servicio como observador en las oficinas meteorológicas de los aeropuertos de Noáin, en Pamplona, y en la de Vitoria-Foronda. Fueron nuevas experiencias que enriquecieron mucho más mis conocimientos y que me sirvieron para tener bastante experiencia en campos tan dispares como la meteorología sinóptica y aeronáutica.
No quisiera dejar pasar la oportunidad que me brinda la presentación de éste blog sin hacer mención a todas las personas que me han ayudado en la recogida de datos; principalmente mi familia y, muy en especial mi padre, José Luis. Sin su ayuda probablemente la estación de Ojáiz hubiese desaparecido, pues él fué, durante dos largos años (en los que tuve que trasladarme de residencia) el encargado de acudir diariamente a la garita y , por lo tanto, de realizar las observaciones. También él se mantuvo a cargo de la estación durante mis guardias en Igueldo en compañía de mi esposa, Rosa Ana.
A mi padre le debo mucho más que el haberse encargado de la estación en mi ausencia; con él instalé los aparatos, la garita, la torre meteorológica. Yo sabía que en el fondo acabó por gustarle este pequeño trabajo y muchas veces me comentaba, ilusionado, la cantidad de lluvia que había recogido o lo elevado de la temperatura máxima; el frio que había pasado o que estuvo a punto de mojarse mientras hacía las observaciones.
Por desgracia, mi padre ya no está a mi lado. Pero estoy seguro que desde el Cielo continuará viendo cómo acudo puntualmente a mi cita con los aparatos, tanto en días de buen tiempo como cuando está lloviendo a cántaros; en las frias mañanas del invierno o en las templadas del verano...En uno de ésos dias fue cuando él se marchó para no volver ya más.
Pero los años pasan sin que nada ni nadie pueda detener al tiempo. En un futuro espero y deseo que sea Javier, mi hijo, quien se encargue de la estación cuando yo no pueda ya hacerlo. Que se ilusione con ésta labor, que sepa leer el cielo y lo que cuentan las nubes; que disfrute, como yo he hecho en todo este tiempo, tanto con una tormenta como con un dia de sol radiante. En definitiva, que sea un buen notario del tiempo.
Delegación Territorial de AEMET en Cantabria |
El busto del Padre Juan Miguel de Orkolaga, fundador del Observatorio de Igueldo, preside el jardín meteorológico |
Después los destinos variaron y presté servicio como observador en las oficinas meteorológicas de los aeropuertos de Noáin, en Pamplona, y en la de Vitoria-Foronda. Fueron nuevas experiencias que enriquecieron mucho más mis conocimientos y que me sirvieron para tener bastante experiencia en campos tan dispares como la meteorología sinóptica y aeronáutica.
Recinto meteorológico en el aeropuerto de Noaín (Pamplona / Navarra) con el pluviógrafo en primer término y la garita meteorológica. |
Parcela meteorológica del aeropuerto de Vitoria-Foronda (Alava /País Vasco) |
No quisiera dejar pasar la oportunidad que me brinda la presentación de éste blog sin hacer mención a todas las personas que me han ayudado en la recogida de datos; principalmente mi familia y, muy en especial mi padre, José Luis. Sin su ayuda probablemente la estación de Ojáiz hubiese desaparecido, pues él fué, durante dos largos años (en los que tuve que trasladarme de residencia) el encargado de acudir diariamente a la garita y , por lo tanto, de realizar las observaciones. También él se mantuvo a cargo de la estación durante mis guardias en Igueldo en compañía de mi esposa, Rosa Ana.
A mi padre le debo mucho más que el haberse encargado de la estación en mi ausencia; con él instalé los aparatos, la garita, la torre meteorológica. Yo sabía que en el fondo acabó por gustarle este pequeño trabajo y muchas veces me comentaba, ilusionado, la cantidad de lluvia que había recogido o lo elevado de la temperatura máxima; el frio que había pasado o que estuvo a punto de mojarse mientras hacía las observaciones.
Por desgracia, mi padre ya no está a mi lado. Pero estoy seguro que desde el Cielo continuará viendo cómo acudo puntualmente a mi cita con los aparatos, tanto en días de buen tiempo como cuando está lloviendo a cántaros; en las frias mañanas del invierno o en las templadas del verano...En uno de ésos dias fue cuando él se marchó para no volver ya más.
Pero los años pasan sin que nada ni nadie pueda detener al tiempo. En un futuro espero y deseo que sea Javier, mi hijo, quien se encargue de la estación cuando yo no pueda ya hacerlo. Que se ilusione con ésta labor, que sepa leer el cielo y lo que cuentan las nubes; que disfrute, como yo he hecho en todo este tiempo, tanto con una tormenta como con un dia de sol radiante. En definitiva, que sea un buen notario del tiempo.
Una presentación estupenda.
ResponderEliminarHe ojeado todo tu blog y no he encontrado ninguna referencia bibliográfica a excepción de ese tu primer libro sobre el tema: "Iniciación a la meteorología" de Mariano Medina Isabel. Quisiera que me orientaras a cerca de qué libro debería tener para comenzar a entender un poco sobre este maravilloso tema, la meteorología.
Alguna recomendación?
Desde hoy mismo quedas enlazado en mi blog para tenerte más a mano.
Un saludo.